domingo, 17 de febrero de 2008

Malvenidos (¿por qué tiene que ser "bien"?)

Si me conoces, sabes por todos mis pseudónimos y mi obsesión por el personaje que da nombre a este espacio quién escribe este blog; si no me conoces, entonces no te importa quién soy, así que puedes dejar de leer ahorita o seguir haciéndolo sin que mi identidad tenga relevancia. Quizá el que no sepas de qué hablo y por qué digo las cosas implique no entender lo que escribo... no me importa, porque ni siquiera escribo para que los que me conocen entiendan.

Aclarado el punto, procedo a presentar al Rincón del Amarguetas: es el blog de mis quejas amargas al maldito mundo ojete en el que vivimos.

El proyecto lo creé hace algunas semanas (creo que ya son meses) y esperé hasta un momento como éste para publicar la primera entrada, porque requería estar en el estado de ánimo en el que me encuentro ahorita: tuve un fin de semana espantoso, lleno de contradicciones y corajes (si sabes quién soy, sabrás que los corajes son cosa de todos los días, creo que mi hígado se ha dañado más por culpa de ellos que por la ingesta masiva de bebidas alcohólicas), pero que tuvo un final agradable gracias a un par de bromas a un amigo que hicieron que alguno que otro pelo de su abundante y mega maricona cabellera se aflojara.

Pero bueno, la verdad es que espero que esto vaya tomando forma y conforme pasen los días o meses o años se consolide y dure un chingo... con todo y que me molesta sobre manera andar poniéndole fotitos y cambiando diseñitos y la madre, el chiste es que quiero que lo chido de este espacio sea el contenido editorial (amargo, por supuesto) y no un par de dibujitos en el recuadro donde aparece el nombre del blog, o que el texto esté ilustrado con una mala foto que bajé de las imágenes de google, o andar publicando chismes de la farándula y luego ocultar mi nombre para que luego pregunten "¿quién será este güey que sabe tanto?"...

¿Por qué no pongo mi nombre directamente? Porque así, si publico algo que me avergüence, puedo negar que yo lo escribí...

¿Qué propósito tengo con este espacio? Muy fácil, quejarme. De todo y de todos, y no hacer nada para cambiar las cosas, porque es más sencillo decir que algo que molesta que corregirlo, porque es más fácil criticar que proponer, y como yo no pretendo mejorar la especie más que de una forma egoísta, es decir, hacia mí y las personas que me importan (pocas, afortunadamente), pues nomás le tiro basura a los microbuseros, a los que atienden en el McDonalds, a los que escuchan reggaeton, a los que adoran las películas de Julia Roberts, a los que consideran que lo que le pasó a Fabiruchis no lo merecía, a los que creen que escuchar a Toño Esquinca en las mañanas los hará mejores personas, a los pipopes (ya vieron el video de YouTube, está poca madre), etc., etc.

Aunque tal vez sean mis formas las que realmente generen un cambio, porque son las que lograrán que se tome consciencia de dónde y cómo se vive... aaaay, ¡mamador! ni que fuera Andrés Manuel López Obrador...

Bueno, ya, fin del choro, esperen quejas amargas pronto...